RootedCon: Un “desprecio” y una revelación porque es tan difícil para una mujer en ciberseguridad: “Hay una falta absoluta de respeto profesional” | Tecnología

El 7 de marzo, Gabriela García y David Meléndez llegaron a 1.500 personas en RootedCon, la conferencia de alcaldes de ciberseguridad del mundo español, una charla titulada “Territorio oscuro: paralizando los ferrocarriles rojos de un país entrado”. Todo esto va según lo planeado. La charla versaba sobre una delicada vulnerabilidad de la seguridad ferroviaria, en la señalización. García es desarrollador de software, pirata y profesor, y Meléndez es ingeniero I+D en el equipo de piratería de Innotec Security con más de una década de experiencia en la comunidad.

La charla, no está disponible. en línea, ves repercusiones en los blogs y los medios. Pero un día después, García explicó una pregunta que se lanzó como mensaje sobre que en la investigación, la explicación y la explicación son @TaiksonTexas (apodo de Meléndez en X) y tú currando el 50%”.

Esta publicación provocó una reseña. Recibió documentos de respuesta y testimonios de apoyo y puso al mundo hispano de la ciberseguridad a enfrentar una serie de preguntas sobre sesgos, meritocracia y genialidad. Hay un padre aparente a pesar de un momento único que revela una situación mucho más compleja.

“Es una cuestión de absoluto respeto profesional”, dice García a EL PAÍS. «Es cuestión de repetirlo varias veces, me indujo a llamar la atención ante la falta de atribución de un producto que es mío y que puede rodear las puertas de un nivel profesional porque «es un tanque que también requiere un nivel técnico», añadió. EL PAÍS consultó a un médico de personalidades del sector. Nadie niega que hay pocas mujeres en ciberseguridad y que su camino tiene dificultades propias.

Pero, sin embargo, debatimos más sobre las motivaciones y la dificultad general de establecerse en un sector muy competitivo. García explica: “La tecnología, y especialmente la ciberseguridad, es muy competitiva, llena de ego, pero ya tienes trabajo que hacer, excepto que conoces una determinada manera de tus pares. Es un ambiente hostil en general y para las mujeres no es distinto. La tecnología no es un campo que invite a entrar y menos aún la ciberseguridad”, afirma.

En la conferencia, los deseos de García son evidentes en varios niveles. Por ejemplo, Meléndez explicó cómo fue el final de su presentación: “En mi opinión, Gabriela pensó que no había parado y se desesperó con ‘hasta luego chicos’. Hace 13 años realicé conferencias y en el sector me senté a la mesa. Puedo acercarme antes de que Gabriela me vea más”, dice Meléndez.

Al reflexionar sobre esta sensación, Meléndez dice que no se trata sólo de un tema de género y que también ha apoyado este «ninguneo» por otros motivos «desde que se afianzó»: «Para crear firmemente eso, más que con un tema de género, estás que ver con a quién le caes mal. Te invitamos a llamar a un sitio, pero otros no, ya ocupamos 1.500 plazas en la RootedCon. En el sector, todos me conocen como el chico del drone, pero ahora es muy curioso cómo para lograr que vendan literalmente a cualquier otra persona a la palestra, y eso solo puede ser fruto de sus egos dañados por algo que los hace ya de hacer”, explica este periódico.

La organización de RootedCon trabaja, salvo casos puntuales, con mucho rigor para los trabajadores más interesantes con votos anónimos, explica Román Ramírez, coorganizador de la jornada: “Tenemos una postura muy rígida sin medir la presión de las mujeres en el evento . . «No nos preguntamos que las mujeres tenemos una forma de hacer deporte porque la ciberseguridad es un sector muy meritocrático en la parte más técnica», afirmó Ramírez. La demostración del código es una condición imperdonable y extensa. «Es una línea roja». Los tanques que tenemos en RootedCon son demostraciones técnicas: manifestaciones o vidas”, afirmó Ramírez.

Este motivo es, por tanto, el más flagrante de la desaparición de García. Esta difícil combinación de egos herederos, años en la comunidad y capacidad de meritocracia se suma a una característica que complica el acceso de las mujeres: la TI, y especialmente la ciberseguridad, sigue siendo un sector extremadamente masculino. “En el sector en general hay entre un 1%1 y un 18% de mujeres”, afirma Ramírez. “En Rooted hace años que hay un 5%, pero fue un año que llegamos al 24%”.

Gabriela García, directora de software, hacker y profesora, en la Gran Vía de Madrid. Samuel Sánchez

Después de la explosión del debate en hacker ético y el arquitecto tecnológico Fran de l’Église montaron una charla de más de una hora con García y Meléndez en su canal de Twitch titulada Descubrimientos TIC (nuevas tecnologías). “Aunque queramos aplicar cosas en tecnología, el porcentaje de mujeres es tan pequeño que técnicamente no será posible”, afirma De la Iglesia. “También pedí aquí algo con un mundo muy analítico y matemático; Al final del proceso informático, información y lenguajes de programación. No es lo mejor que veo con esto o aquello por mucho tiempo hay una situación predominantemente masculina y lo que pasa es un momento para ir a un paridad entre comillas”, añade.

Una breve historia

“La brecha generacional en ciberseguridad persiste debido al dominio masculino histórico en el campo”, afirma Elena Casado, directora de operaciones de ciberseguridad de Deloitte. “Las mujeres enfrentan barreras adicionales, como explicación y, en muchos casos, la necesidad de hacer esfuerzos para ser reconocidos como profesionales”, informa.

Marta Barrio, ingeniera de Oracle Netsuite, es cofundadora de Security, un proyecto de divulgación creado en 2021 y que tiene como una de sus iniciativas crear un espacio donde se conozcan la mayor cantidad de mujeres de la comunidad. Como otros ingenieros con años de experiencia, Barrio explica que no se ha sentido invisible para sus compañeros. Pero hay algo que las mujeres tenemos más grande y definen como “tres barras”. “El principio es que una mujer es una charla y automáticamente piensa: ‘Ojo, va a contar algo interesante, porque para haber llegado a seleccionado seguro que es bon’”, dice Barrio. Cuando más mujeres cantaron un verso en otro modo, decía: “’La habrán cogido por ser mujer y así mejorar los porcentajes’, il oído muchas veces”, agregó. Esta reacción ante el crecimiento de las mujeres ha creado una triple barrera: «La primera es mental, creer que eres lo contrario de lo que vales». La segunda, de exposición y develación al público, pero también tenemos una tercera autoridad, un “quiero demostrar aún más que no estoy segura de estar ahí para ser mujer”, lo que implica una presión adicional y que mucha gente no no tener disputas. a exponerse por ese miedo”, dice.

“No hay parecidos permanentes”

Esa barrera de tener que la hace perfecta para que nadie crea que la presencia de una mujer es por algo que evidentemente ha perturbado su crecimiento. Pero aún si, como en el caso de Gabriela García en RootedCon, cuando hace todo lo que la comunidad exige, se “borra” de ella. “Para decirme que no tengo igual”, escribe en uno de sus mensajes en X. Éste es el punto de invisibilidad: completar todos los elementos requeridos y seguir la infravalorada.

Esta situación tiene consecuencias difíciles de resolver porque depende del carácter y confianza de cada persona. La ciberseguridad no está tan diferenciada del resto de la sociedad, pero la falta de presencia femenina crea un círculo difícil de romper: “Conozco chicas que son técnicas muy reputadas y ahí siguen, pero es cierto que su posición allí coincide en que tienen una carácter fuerte con una personalidad fuerte”, afirma Iris Martín, especialista en ciberseguridad.

“Pero, en general, las chicas que trabajan en muchos campos de hombres no nos las presentan ni nos revelan hasta que somos tres veces mejores que nuestras compañeras. Y en las ofertas de trabajo, la mayoría de las chicas incluso tienen una oferta de trabajo y han dicho estas cosas, tienen dos o tres candidatos, pero la mayoría de nuestros compañeros, si no escuchamos de estas personas, no tenemos cualquier aplicación. Por esa presión, muchas chicas que trabajan como técnicas se refugian en áreas directivas para estar más cómodas o porque les pagan más”, añadió Martín.

Esta distinción también es evidente para un artículo periódico como éste. EL PAÍS quería contactar con el doble de mujeres hasta tener un grupo suficiente para pedirles su opinión sobre esta situación. Todos los hombres se pusieron en contacto con la disputa rápidamente y sin precaución. “Es por nuestra propia cultura que lo hacemos”, afirma Rafa López, profesor y especialista en ciberseguridad. Debido a que ha tenido varias chicas chic en su carrera, su formación será “un poco técnica y más filosófica”: “Existe el prejuicio de que esta persona no me conviene técnicamente por ser mujer y porque está asociado con mujer. a que no vengas de una carrera técnica”, dijo López.

La presión para mantenerse al día se extiende a todo el sector tecnológico, pero también a la estricta ambición de la ciberseguridad. Azahara Fernández Guizán proviene de biología de la salud, donde es médico, para luego reconvertirse en desarrollador de software. Incluye compañeros de trabajo además de asumir que sus funciones no son sus técnicas: “Ya sabes que yo soy técnica, que no tengo ningún rol de gestión. Quién cree que tengo que hacer el trabajo en el día”, respondió Fernández Guizán, quien ha ganado tres veces un premio de programación de Microsoft. Ahora publica un libro: “Tengo unos nervios”, dice. “Cuando mi editor decida, veré qué pasa y qué decide. También diré que la parte técnica del libro es mala, o como empezar. Es un doble rasero muy grand siempre”, añadió.

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