Ismael Mayo Zambada García, el legendario líder del cártel de Sinaloa, ha sido detenido este jueves en El Paso, Texas. La detención del emblemático narcotraficante, quien no había pisado una cárcel en décadas de vida criminal y cuya cabeza tenía una recompensa de 15 millones de dólares, se produjo en un aeropuerto privado de la ciudad fronteriza. La aprehensión fue adelantada por el semanario Zeta de Tijuana y confirmada por dos fuentes del operativo a la agencia Reuters. Las autoridades también tienen en custodia a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.
“El Departamento de Justicia tiene en su custodia a dos supuestos líderes del cartel de Sinaloa, una de las más violentas y poderosas organizaciones del mundo”, ha señalado el fiscal general Merrick Garland en un comunicado.
El Mayo, nacido en Culiacán hace 76 años, era requerido por las autoridades estadounidenses desde hace décadas. Su nombre aparece en al menos cinco amplias causas judiciales abiertas entre 2003 y 2016 en tribunales federales del país. En todas aparece acusado de facilitar el tráfico de cocaína y marihuana al territorio estadounidense y de heredar el imperio criminal una vez que se detuvo y procesó a Joaquín El Chapo Guzmán.
La cacería del capo se intensificó con la cruzada que las autoridades estadounidenses han hecho para combatir la llegada del fentanilo al país. Washington ha apuntado a las grandes organizaciones mexicanas, en especial a la que opera en Sinaloa, de traficar con el potente opiáceo que ha causado una emergencia sanitaria con más de 100.000 muertes en el último año. En febrero, los fiscales abrieron una nueva causa contra Zambada por la fabricación y distribución de la droga, que se ha convertido en la principal causa de muertes para las personas de entre 18 y 45 años.
“El Mayo y Guzmán López se suman a una creciente lista de líderes del cártel de Sinaloa y otros miembros que están enfrentando a la justicia en Estados Unidos”, señala el Departamento de Justicia. Entre estos se encuentran Ovidio Guzmán, extraditado a Estados Unidos en septiembre pasado y Néstor Isidro Pérez Salas, conocido como El nini y quien es considerado como uno de los jefes de sicarios de la organización.
A pesar de su largo historial criminal, la agencia antinarcóticos de Estados Unidos destacaba de Mayo Zambada algo único. “A pesar de que ha dedicado toda su vida adulta a ser un gran traficante de drogas, no ha pasado un solo día en prisión”, señala la organización en la página que ofrece una recompensa millonaria a quien aporte datos para su captura. Hace una década la DEA ofrecía cinco millones.
Esta vida a salto de mata es material de leyenda. En 2010, Zambada hizo llevar a su casa al periodista Julio Scherer, uno de los decanos de la prensa mexicana y fundador de la revista Proceso. El encuentro se dio en una casa rústica perdida en el monte y distó de ser una entrevista, pues el narcotraficante se mostró reacio a responder las preguntas del reportero de 83 años. “Sobrepasa el 1.80 de altura y posee un cuerpo como una fortaleza”, escribió Scherer en su libreta. Zambada dio algunos detalles de su vida personal. Tenía una esposa, cinco mujeres, 15 nietos y un bisnieto.
Uno de sus hijos, Vicente Zambada Niebla, fue detenido por las autoridades mexicanas en 2009 acusado de delincuencia organizada y fue extraditado a Chicago en 2013. Vicentillo, como le llaman, se declaró culpable y colaboró con las autoridades. Fue sentenciado a 15 años de prisión en mayo de 2019. Su testimonio fue clave para que los fiscales pudieran condenar a El Chapo Guzmán a prisión. En abril de 2021, las autoridades penitenciarias admitieron que Zambada Niebla ya abandonó la prisión en Estados Unidos. Otro de sus hijos, Isamel Zambada Imperial, también se declaró culpable de tráfico de drogas ante una corte federal de California en 2021.
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