En el ámbito del lujo, su nombre circula como un sésamo, ya que sabemos hasta qué punto su saber hacer como artista contemporáneo puede permitir a una marca revolucionar su imagen. ¿Cuántas veces las marcas se han acercado al estadounidense Daniel Arsham? Desde que Hedi Slimane le pidió, en 2005, hacerse cargo de una tienda Dior Homme en Los Ángeles, le hemos visto ceder sucesivamente a las sirenas –tan estimulantes para su creatividad como rentables para su agencia– de Adidas o de Kith, pero también de Porsche o Disney, e incluso del fabricante de salsas Heinz…
¿Una versión comercial de su arte? No, responde Daniel Arsham, que lo ve más bien como una continuación de su trabajo por otros medios: “Cada vez que comienzo una colaboración, ésta debe poder vivir en el universo de mi trabajo. »
Que Tiffany & Co, el joyero del Vmi No será una sorpresa que Avenue (grupo LVMH) recurra a un artista visual de estas características, uno de cuyos principales temas de trabajo es el tiempo, para inaugurar una nueva era. Pero, para el artista, es un “primera experiencia con un joyero”. “Y el hecho de que fuera un sello de Nueva York importaba”. asegura este cuarentón, graduado de Cooper Union, una universidad privada de Manhattan.
“ Arqueología ficticia »
Cuando Alexandre Arnault, su padre, director general de LVMH, nombrado director ejecutivo de Tiffany, responsable de productos y comunicación, le preguntó, Daniel Arsham empezó visitando los archivos. Pero dejó de lado los solitarios y otros diamantes, así como los broches de Jean Schlumberger: “Lo que más me llamó la atención fue que la caja en sí era un icono que requería un cuidado comparable al de las joyas. A veces el embalaje puede ser tan deseable como el contenido. »
“Comencé a dibujar para imaginar cómo el caso Tiffany podría erosionarse. Luego pasamos a los prototipos de arcilla en 3D. » Daniel Arsham, artista
Por tanto, se ha dedicado a la Blue Box (marca registrada desde 1998 por Tiffany), una caja cerúlea rematada con un lazo blanco. Y éste, al pasarlo por el tamiz de su arte, bautizado “ arqueología ficticia »consistente en reproducir obras (la Venus de Milo, el Moisés de Miguel Ángel, etc.) o emblemas de la cultura pop (el teclado Casio, figuritas de Pokémon, etc.), dándoles la pátina de calcificación, como si tuvieran trescientos años de antigüedad.
“Comencé a dibujar para imaginar cómo el caso Tiffany podría erosionarse. Luego pasamos a los prototipos de arcilla en 3D. Pero como la ambición era reproducir la caja con la mayor delicadeza posible, especialmente para el nudo, también trabajamos en el software, esculpiendo digitalmente. »
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