Besos, champagne y casetes al fondo. Emmanuel Macron concluyó, el jueves 28 de marzo, una visita de Estado de tres días a Brasil que lo llevó a la Amazonía, Sao Paulo, Río de Janeiro y finalmente Brasilia. Desde la capital, el presidente francés mostró su deseo de relanzar las relaciones entre ambos países, así como su cercanía con su homólogo, Luiz Inácio Lula da Silva. Se organizó un almuerzo gastronómico bahiano en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Itamaraty, en presencia del exfutbolista Rai Souza Vieira de Oliveira y de Dimitri Payet, actualmente centrocampista ofensivo del club Vasco da Gama.
Un poco antes, Emmanuel Macron fue recibido en el palacio presidencial de Planalto, una obra monumental de Oscar Niemeyer, situada en la plaza de los Trois-Pouvoirs, devastada por los alborotadores bolsonaristas el 8 de enero de 2023. Guardia de honor, reseña de ‘un casi pleno gobierno brasileño, Lula quiso mostrar respeto a su anfitrión francés, a quien abrazó varias veces, antes de entregarle la más alta distinción del país reservada a los extranjeros, la Gran Cruz de la Orden de la Cruz del Sur. A cambio, el Jefe de Estado condecoró a la primera dama brasileña, Rosangela da Silva, conocida como “Janja”, con la Legión de Honor. Pero detrás de la ligereza, las sonrisas y los abrazos, el encuentro entre los dos jefes de Estado estuvo dominado por temas serios, empezando por la guerra en Ucrania y la de Gaza.
Al final de la entrevista, el presidente brasileño también destacó su preocupación por » negociar « ir hacia » la paz «mientras que su homólogo francés no descartó enviar tropas a Ucrania hace un mes para ayudarla a resistir los ataques rusos. “Estoy a tantos miles de kilómetros de Ucrania que no necesito sentir el mismo nerviosismo que los franceses, que están más cerca”declaró Lula, creyendo que Volodymyr Zelensky y Vladimir Putin «Tendremos que llevarnos bien».
“Francia es una potencia de paz, pero no débil, por eso se defiende la democracia y el derecho internacional”respondió Macron, considerando que la participación del presidente ruso, a quien Lula podría invitar a Río para la cumbre del G20 en noviembre, debe ser objeto de consenso antes de ser confirmada. “Si es una reunión que no sirve y crea división, no debemos hacerla” -sugirió el líder francés a su homólogo.
“Lula no puede darle la espalda a Rusia”
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