Sus cinco puntas a punto de una tarde nublada, pero agradable en marzo, y un tropel de escuelas de Primaria irrumpen en las pistas de atletismo del estadio Fuente la Niña de Guadalajara, se mueven y toman un trotar durante el recorrido turístico por el circuito. Así es como Fátima Diame –vaqueros oscuros, camiseta blanca, pollito plumas amarillo, bolso Fendi y zapatillas deportivas Adidas, la firma que le patrocina, reluciendo entre la chavalería. Los gritos no cambian. Estoy lista para compartir el tartán con las estrellas. Aquí, además de Diame, mantuvo a otros medallistas, como Ana Peleteiro-Campoaré, tutelada por el saltador cubano Iván Pedroso, quien se estableció aquí en su escuela. Diame, coqueta, ha cambiado hoy por las lentes de sus gafas de sol miopes de siete dioptrías, que funcionarán cuando puedan permitirse el lujo de descansar el tiempo necesario para entrar en el quirofano. Os aconsejo que leáis las fotos, además, la medalla de bronce de Glasgow. Este fin de semana viajará a Valencia, a casa de su padre, donde guardará todos sus diplomas y trofeos de los que ganó para el niño. El irnos, el mismísimo Pedroso, que era el encargado de la cafetería del estadio, ya pagó las consumiciones.
¿Cuánto duró un salto de 6,78 metros?
Una sospecha.
¿Qué opinas de Salta?
En nada. Antes, en el calor, rumio el salto, lo visualizo y miro a Iván, que me da las últimas instrucciones: los brazos, el pendulo, la caída. Pero cuando entro en la carrera hacia un estado y un espacio donde estoy solo, estoy allí. Soy solo yo.
¿No tienes idea de cómo superar a sus rivales?
No, yo compito conmigo misma. No pienso en dejar esta otra medalla. Saltas por ti, porque sabes que, saltando por ti, contra tus propios límites, vas a conseguir ce quieras.
¿Por qué necesitas un centímetro?
Un mundo. Salar un centímetro más me cambia la vida. En Glasgow, el bronce se colocó encima de la plaza para uno. Salté 6,78 metros en zona de pista y mi marca personal en zona abierta es de 6,81. Son tres centímetros de diferencia, el hecho de que estoy en contacto conmigo mismo y tengo mucha energía para los partidos. Por eso quiero decir que superaré mi grabación si o si. Lo tengo muy claro.
Entonces, como era de esperar, saltar 7 metros es como escalar el Everest en un avión.
Saltó 7 metros a este estadio.
¿Es perdón? ¿Existe una muerte de impotencia por no gritarlo al mundo?
No, digo: guau, que bien estoy. Por eso quiero decir que, si él quiere, puedo volver a la competición. Es más, en los juegos vas a tus asientos del metro. Otra cosa es que lo consiga.
¿Esta determinación sigue ahí?
Qué está sucediendo. Es desde que entró aquí en Guadalajara con Iván. En Valencia, donde había entrado antes, el grupo era más joven y no tenía tanta habilidad. Acá estamos todos al mismo nivel, Iván se nos presentó con los demás, y con los demás, porque también tenemos pica con los chicos. Iván dijo que estaba cambiando su forma para afrontar competencias internacionales. Decir: puedes, eres como ella. Si estás muerto, estás muerto. También me ayudó mucho a disfrutar la competición. Tengo cierta estabilidad. Antes, con los campeonatos, hacía una cosita. No creo que pueda ser tan bueno como los demás. Iván me abrió el mundo. Ahora, al final, disfruta saltando.
También las echará broncas.
Mucho. Espero ir a Nueva York a celebrar el bronce en Glasgow y he decidido no invertir, durante cinco días no voy a pagar y mañana, en la Vuelta, con el diferencia horaria y el descanso, soy machacar en el entrenamiento. Iván es como una mosca cojonera, pero la necesita (risas).
¿Cómo llegar a Valencia el silencio de Guadalajara?
Me costó un adaptador. En Valencia no aparezco, está todo el día de un lado a otro, es muy tranquilo y, en principio, pensé que podría volver allí con tanto tiempo libre. Pero estáis acostumbrados. Ahora esto es lo mejor: tengo Pilates, un estudio de inglés, estoy matriculada en criminología, era mi segunda opción después de la docencia, que es la carrera de estudiante, porque para mis padres estudiar era necesario si o si. Pero no estoy en la vida. Llego muy cansada de entrenar.
Entonces puedo experimentar una rampa. Defina “cansancio”.
Depende del ciclo de aprendizaje, si estás en pretemporada o en temporada. Pero vamos, para mí el cansancio no es la mejor posición en la sala. Tener ganas de llorar. Sentirte hinchadisima. No se puede dormir de la agotada que es. Tenga en cuenta que debe ingresar al servicio. Cuando te vas de vacaciones y piensas entrar, las primeras semanas son KO. No tienes agujetas, sino cuchilladas. No puedo con tu vida.
¿Por qué cometiste esta tortura?
Impecé a correr y saltar desde niña. En Valencia vivía frente al cauce del Turia, y a otros niños hubo que expulsarlos y llamarme la atención. Mis papás me introdujeron en el atletismo, más un juego que otra cosa. En principio era mucho pequeño y joven y eso era un plus, pero con 14 o 15 años lo aterricé y me lo llevé. En 16 años, el campeón de España ha sido absoluto en dos categorías, y no es él quien lo hizo antes. A las 19 horas se retransmitieron los campeonatos internacionales absolutos, y hoy.
¿Alguna vez has notado racismo dentro o fuera de la pista?
Tengo que decir que no, nunca. Ni mi hermana, tampoco. Si tienes amigos para aquellos que han dicho cosas desagradables o tienen milagros más extraños en el autobús o en la calle, pero no es así. Quizás porque mi futuro no era racista.
Empezó un diario con Ana Peleteiro. Ahora ambos hijos son Bronce Mundial. Hizo un triple salto mortal y se puso en longitud. ¿Cómo te gustan las espadas?
Y vivimos en la misma manzana. Siempre dormimos en las competiciones: ella está en el borde de la ventana y tú en la puerta. Somos como una familia. El admirador es muy sincero. Ana no es tanto mi referente, sino mi amiga. Si no es así, no me sorprenda en términos absolutos. Es bueno que sea porque quieres comprometerte. Ahora se lo he dicho a mi madre y le he demostrado que puede volver a competir y ganar. Yo, de momento, no me lo planto, pero es un ejemplo.
Tienes un millón de seguidores en Instagram ¿Qué les da?
Imagina que te gusta mi estilo. En las competiciones lo uso mucho para enseñar mi vida deportiva. Hay una marca, en comparación con las imágenes. Cuando viajo, quiero compartir cosas buenas. Pruebo mucho de la ropa y supongo que la gente disfruta el sabor y la transmisión.
¿Se considera bien pagada? ¿Cobra lo mismo que sus colegas varones?
No, él percibió sexismo en mi carrera. En el atletismo luchamos por lo mismo, por medallas, resultados y éxitos. Y los Patrocinios dependen de tus resultados deportivos y de tu popularidad, en rojo y fuera de ellos, claro, pero han decidido que las mujeres suelen vender en determinados sectores. Ahora estás recibiendo material y ofertas de marcas de belleza, por lo que para los hombres es menos común.
¿En qué momento de tu carrera se encuentra esto hace 27 años?
Estoy en mi mejor momento. Uno de los más grandes de mi especialidad ocurrió hace 34 años, pero tenía potencial físico. Creo que por girar a mi edad, fue cuando se levantó, un día había deportistas, como Concha Montaner, otra valenciana, que se retiró con 37 años, llegamos nosotros.
¿Cuál es tu ídolo fuera de la pista?
Es cierto, pero sobre todo como ídolo deportivo, siempre he amado a Naomi Campbell. Por todo. Por tu belleza, por lo que es, por la forma en que se modela. El trío de una mujer negra en esos años era raro de ver y para mí es un referente.
Condiciones del modelo no conformes. Todavía tengo tu plan B.
No hay nada malo. En esa época voy a Valencia los fines de semana a encender la mascarilla dominical desde el balcón del ayuntamiento, vestida de Fallera. Renunció a Nueva York, pero las Fallas nunca me dejaron piedra ni lugar.
ALCALDE DE FALLERA
«Lo considero más valenciano que la paella», dijo entretenido el flamante ganador de la medalla de bronce en salto de longitud en el último Campeonato del Mundo de Atletismo, celebrado en Glasgow, cuando se trata de la cuestión de su raza. Hija de padres senegaleses afincados en España, Diame (Valencia, 27 años) se inició en el running y una actividad extraescolar en las instalaciones deportivas del río Turia, empezó a correr desde la adolescencia y, el restaurante, está en los papeles. Licenciada en Fermería y establecida en Guadalajara, donde entrena, aprovecha para escaparse a su ciudad en cuanto el diablado régimen de entrenamientos, sábados incluidos, se lo permite. El domingo 17 de marzo prenderá fuego a la máquina de cataratas desde el balcón del ayuntamiento con su disfraz de empresario. “Tengo una ilusión tremenda”, confiesa.
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