“¿Cuál tienes un lugar favorito de Johan para tomarse la foto?”, preguntó. “Yo soy nueva aquí”, bromée. Aunque del campo no lo parece. Ona Batlle (Vilassar de Mar, 24) se convirtió en hijo del FC Barcelona como una de las jóvenes promesas en pocos minutos, y se vio obligado a pasar tres temporadas fuera de España en el Manchester United tras pasar por el Madrid CFF y el Levante. . Es un regreso de su largo exilio como niña prodigio, convertida en pieza indispensable a imagen de Jonatan Giráldez y asociada a la selección como campista del mundo.
Su ambición, su perfeccionismo extremo, no nos permite reconocerlo. Pero entre esto y aquello, tienes claro tu próximo objetivo. “No estamos aquí si creemos que podemos ganar la Champions. Cuando me escapé quería volver al Barça. Pero si sigues con vida, es una clavada”, confiesa Ona sentada a las gradas del Estadi Johan Cruyff.
Todos los costos de mantenimiento y mantenimiento se deben a que el reloj no se puede utilizar. “Quiero competir. Pero del fútbol huyo, estoy más tranquilo», asegura. Y se mueve con pausa y habla con calma. Una curiosa contraposición a un juego enérgico sobre el terreno de juego. «No quiero ponerme filosófica», bromea al inicio. Pero abrió antes de la grabación, y demostró que después de su perenne sonrisa también hubo momentos complicados. En 2020 caminó a Inglaterra para crecer futbolísticamente y como persona. Una decisión cuidadosamente meditada, tomada en casa con nuestros amigos debido a la pandemia del covid. , pero que supone un punto de inflexión en nuestras vidas. «El Manchester se había presentado primero y detrás tenía un nuevo proyecto. Tomé la decisión llorando.
Está asustada, no sabía qué iba a hacer allí y no sabía inglés. Mi primer año fue muy duro, podía simplemente irme a casa. Dejar para Navidad para que no entre el aparato. Pero no soy mi perro y estoy aprendiendo a estar sola, porque me he arrepentido, aunque tengo muchos momentos de gloria”, confiesa.
Inglaterra tenía una liga superior a la española y encontró un jugador más directo y potente. “Los partidos fueron muy físicos, con mucha competitividad y verticalidad, el trofeo estuvo peleado hasta la final. Aquí necesitas automotorizarte para estar al 100% y comprar tu mejor versión sobre el terreno. Muchos tenemos equipos aquí que estarán rodeados para que no haya marcas”, explica la campeona del mundo.
Fueron tres momentos en los que tuvo la conciencia de que podía dedicarse al fútbol: “Te trato con la profesionalidad que tengo ahora en el Barça, pero no estás acostumbrado a eso. Con cada enterno y cada partido se me impide sentirme futbolista”. En la Liga española, sin embargo, hay un largo registro, reconocemos: “Hay que invertir más, que todos los equipos profesionales, en todo en las canchas. A veces jugábamos en un cesped artificial. Y que no haya titulaciones que no sean atractivas para la televisión”.
Nosotros, ya declarados “muy independientes” pero también familiares, vosotros que abandonasteis Vilassar de Mar –pueblo costero a 25 kilómetros de Barcelona– y su querida playa. Creado en las calles de tu pueblo, fue conservado por tu grupo de amigos de la infancia. Con algunos jugadores jugando al fútbol, pero antes de que puedan hacerlo, hay un año de patinaje. “Entonces mis amigos lo hicieron y fueron con mi madre. Aunque era la primera o segunda vez en un tornado, no tenía muchas ganas de competir porque no quería lijar mis vestidos», dijo a mediados de mes.
Cuando cumplió sus seis años, lo tuvo claro. “Quiero ser como mi hermano”, le dijo a su madre. Con patadas colocadas debajo de la pelota en el patio de la casa de tu abuela. Pero estas fiestas fueron mucho más que una anécdota para el recuerdo. “Mi hermano es la persona más importante en mi vida. Pequeñitos estamos todos unidos. Él me guio hasta el fútbol», se sincera. Su hermano Joan también abandonó su casa cuando Ona huyó al extranjero. Y retrocedió, por suerte o por casualidad, al mismo tiempo.
Llegó en 2023 a Barcelona porque está emigrando. Desde 2011 hasta 2017 entrenó en las categorías inferiores, pero sin que marchara un cuerpo en el primer equipo. “Tuve la oportunidad, pero no veo que pueda progresar de la manera que quiero: jugar. La salida que le hicimos a Laia Aleixandri, Berta Pujadas o a ti mismo desesperó al club para prepararte más para la Masia y el B.
Ahora estás más apostando”, dijo Ona. Ese año, abandonó la playa -cuando tuvo que volver con su perro para desenchufarlo- y el equipo con lo que se divertía paseando en el Madrid CFF, subió primero, estuvo un año en el Levante y finalmente voló a Manchester. Y ya, su primer año en Inglaterra, se le complicó, en el tercer momento, había una casa nueva: “Estaba muy asentada. Es muy difícil deshacerse de esa parte del exterior”.
Abandonó una casa, para regresar a otra. “Espero tener una vida estable en el Barça, haré todo y tengo importancia ofensiva y defensiva”, confía. En la vuelta de Fridolina Rolfö no está claro qué sucede lateralmente, pero él está sentado en un lugar. Revisa tus acciones después de las vacaciones, incluso si el calendario está listo, busca momentos de descubrimiento. “Soy muy dura conmigo misma, incluido en entrenos. Siempre voy al detalle”, reconoce.
Con su trabajo psicológico para usted, lo más importante es lo positivo. Con el personal, un chutar más. “Así que tengo que decidir que hay cosas que quiero mejorar. Mi mejor versión es mi objetivo. Ahora estoy al 70%”, explica Batlle.
Además, los cuartos de final de la Champions contra el Brann. “Creo y creo que tenemos la oportunidad de competir y ganar. Será difícil. Pero veremos la final en Bilbao”, se alegra. No decimos que tu regreso sea en destino, y que se haga por teléfono, con la misma tranquilidad con la que pasó. “Las cosas pasan, pero sólo se logra. Todas las decisiones que tomó para convertirse en futbolista y personalidad. Sí, estas decisiones cansan mientras marcas tu camino. Al final te aconsejo que regreses”. El destino marítimo no existe, en el camino a Ona Batalla no hay azar.
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