“Pelotón Hogar”: Andar en bicicleta es un consuelo del corazón | Deportar

Pelotón Hogar

El ciclismo es sentimental y no épico, los pequeños están con gente grande y un llamado pelotón de quienes sienten la nostalgia del ausente cuando está lejos, también está la rabia del que no puede tener, el dolor y las ganas de andar en bicicleta. y Paul Fournel, un escritor sensato, que vive con ellos.

Fue Tim Krabbé, el holandés que creó la celebridad el ciclista, Fournel (76 años, francés de Saint-Étienne, donde los fabricantes de armas empezaron a fabricar bicicletas) escribe sobre la bicicleta con palabras y delirios. Así, el ejército entró en el mundo de Jacques Anquetil, el más admirable de los grandes campeones, tan único (La Soledad de Anquetil, Contra, 2017), tanto amor despierta; y, aún más inspirado, o también el parece, quizás porque cada vez se encuentra extraña más la poesía y el paisaje, la procedencia, en un deporte secuestrado por los tecnólogos y la Grandes datosescrito en 2022 Pelotón de inicio, una colección de 45 cuentos, varios breves, de dos, tres páginas cada uno, que Marcos Pereda bajó para traducir al español para el público la editorial Libros de Ruta con el título Pelotón Hogar.

Como ocurre con un hombre sobre sí mismo, Fournel, su magia, escrita en primera persona y sus 45 ciclistas diferentes, y siempre los mismos. Es un vigilante del peso, un corredor furioso, una escalera larguirucha, un percherón flamenco, un velocista culo de plomo, un corredor siempre del pelotón que se levanta y va, acelera y se desata y se recompone al ritmo del viento, del impulso de los mejores, de los bocinazos de los entrenadores de los Directores, de su garra por el pinganillo, como de las relaciones de clase y de poder que forman su tejido, el relato y su envés.

El pelotón, al descubrirse finalmente a sí mismo, la casa, es una ilusión que sólo se desvanece cuando, colocados por una fuerza superior, los colores del bosque, la tierra húmeda del primer día, los cruces de los caminos del pueblo en el nación y creada, los caminos de la infancia, una madre entrenadora, el ciclista se pierde en un momento de los datos de la computadora, las manos llegaron al mango pone el pequeño plato para pedalear rápido y avanzar lentamente, y, deslumbrado por la memoria, pone pie a la tierra.

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