El Barça acabó haciéndolo. Recomendado por un excelente resultado en París (22-30) y ratificado por otro trío en Palau (), el equipo de Carlos Ortega superó en cuartos de final al PSG y regresará por seis veces consecutivas al Cuadrado final de la Liga de Campeones de la EHF, el laurel que el resto -amén de la Copa del Rey- para hacer una aportación temporal, para llevarse todos los títulos posibles del curso a zurrón, se le puede atribuir a la Supercopa de Catalunya , la Supercopa Ibérica y la Copa de España, además de la Liga Asobal.
Antes de iniciar la invitación, Palau se hizo acreedor y aplauso de Nikola Karbatic, que ya tenía un gran calado en el club al jugar en solitario contra las temporadas (de 2013 a 2015), jugadores franceses y universales que marcaron una época en los años 40 y 20. que se retiró a los juegos de este verano. Pero es la concepción única de la hinchada azulgrana, que, en permanente ebullición, siempre lo hace cuando el partido de la madre trata la comida y dirige a sus jugadores. La respuesta es inmediata, el Barça puede, de la mano del capitán Dika Mem -parisino que recuperó la oferta del PSG porque no tenía un proyecto como el blue- y sus cañonazos, rápidamente explicó al rival que la noche sería azul. que ya se vendió una renta de ocho goles para perderla.
Trataba el PSG jugaba con velocidad, siempre con el brazo de Prandi como recurso, pero en ese momento no se iba al Barça, con ilusión a los entrenadores, para que viniera más rápido. Entonces, bastaba una parada -que fueron muchas, el muro hecho manos y pies- de Gonzalo Pérez de Vargas para saltar a la contra, para jugar un balonmano a la boardade donde Janc hacía de estilete. Espectáculos y confeti que tendrán lugar entre los días 17 y 12.
Es una especie de revolución para el Barça desde el principio, protagonizada también por el portero Jannick Green. Pero a medida que se acercaba al PSG (20-17), el conjunto azul recuperó la receta de las piedras para quien quiera, la carrera de caballos con Luis Frade como solución, que todo el que quiera convertirla en oro. Algo parecido a Mem, desatado, trallazos por doquier, afición a sus pies. En el camino hacia el Barça, hacia el Palau y hacia el Paris Saint-Germain, que no arrojaba la toalla y que tiene un importante intercambio con el volante técnico azulgrana, que daba minutos tiene los habituales menos porque el paso está en el suelo. Pero tampoco con eso. El Barça, que se preguntó si Pol Valera -los compañeros de la coronación de la pista detrás de la vara-, explicó que no tenía rival, llegó a Europa en ese momento.
El Barça vio una estrella en el Cuadrado final, título que se disputará los días 8 y 9 de junio, ilusión de que podría quedar el duodécimo entorchado azulgrana en la competición. Este trofeo se perdió en el curso anterior, antes del partido y en semifinal, ante el alemán de Magdeburgo en una calamitosis de penalti. Sólo la sensación de que si Dios la Gloria era temporal, también antes del viaje a Kielce. Ahora, al final, mediará con los daneses de Aalborg -tuvo que sacar al Veszprém húngaro de Fàbregas-, el Magdeburgo y el alemán de Kiel. Colonia los guarda.
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