El triángulo macroeconómico | Negociaciones

Las últimas declaraciones de los principales responsables de la política económica aportan información relevante sobre la previsible evolución de la economía española. De manera simplificada, la economía aborda los desafíos: aumentar la inversión para mantener la expansión y garantizar el estado de bienestar, y reducir el déficit para asegurar la sostenibilidad fiscal. En este sentido, los anuncios recientes revelan luces y sombras.

El Banco Central Europeo (BCE) está preocupado por la inflación, especialmente en los sectores de servicios donde los precios aumentan hasta un 4%, pero no cierra la puerta a una nueva lectura de los tipos de interés en septiembre. Lagarde reconoce que el aumento de las remuneraciones obedece a puntos puntuales de compensación por el poder adquirido perdido desde el inicio de la inflación hermano. Pero algunos miembros del consejo del BCE son conscientes del riesgo de un ciclo de precios-salarios, particularmente en sectores que tienen el mayor poder de mercado para fijar márgenes, por lo que lo más probable es que la disminución de los tipos de interés sea más gradual. eso es lo que esperas.

Respecto al proyecto económico de la Comisión Europea, la buena noticia es la prioridad de reversión en el discurso investigativo de la versión 2.0 de la presidencia de Ursula von der Leyen. El país productor español vende una gran integración financiera, que, como él, promete, pero ¿cómo llevarnos bien con países que llevan años apostando por la profundidad sindical? La inversión residencial y otras medidas para hacer frente a la crisis de vida que azota a Europa es otra promesa que en principio se cumplirá bien. Por supuesto, sin embargo, algunas consecuencias en la práctica serán las siguientes: una nueva ronda de inversión europea con financiación común, una renuncia a los presupuestos actuales (con expedientes en otros ámbitos como los fondos de cohesión o la política agrícola), o una pura voluntaria ejercicio. La experiencia pasada no alienta mucho optimismo, pero hay una sensación de urgencia ante los riesgos geopolíticos y el ascenso del populismo.

A partir de estos miembros europeos, el triángulo macroeconómico se completa con la política fiscal nacional, que es nuestra responsabilidad por excelencia. El plan previsto, elaborado sólo en líneas generales, contiene dos objetivos aparentemente contradictorios: por un lado, una reducción del tipo previsto hasta el 2,5% en el próximo ejercicio, con una fuerte caída hasta 2027, aumentando el peso de la deuda pública es una de nuestras principales vulnerabilidades ante un mercado en alerta; y por otro lado un incremento en el monto neto de ajuste de los afluentes superior al 3%.

Para lograr ambos objetivos, esto requiere que la economía crezca menos del 2% durante todo el período de ajuste. Es precisamente el Vaticano del Gobierno, bajo la hipoteca de una potente recuperación de la inversión. Esto es lo bueno, ahora no existe una estrategia de impulso para la reversión.

Con todo esto, para ser coherente con el momento regional, la combinación de políticas debería ser menos restrictiva por el lado monetario, menos expansiva desde el punto de vista de la política fiscal y con una Europa fortalecida. Sin embargo, debido a que el contenido de las políticas en cuestión, o las que tienen mayor impacto sobre la demanda, es un factor menos determinante de la actividad: las propias investigaciones de la Comisión se centran en la creciente relevancia de la cuestión de la cualificación del personal y del equipamiento de las empresas. Es así como en España la situación es la más completa de otros grandes países europeos, que se enfrentan a los mismos retos, pero con un aumento de casos inexistente. Es cierto que el consenso, tanto a nivel europeo como aquí, está convergiendo hacia una estrategia más acorde con las necesidades reales de nuestras sociedades. Necesitamos un buen templo y un acero del triángulo monetario, fiscal y europeo frente a los arquitectos del caos.

Dimensión territorial

La fase de expansión de la pandemia estuvo acompañada de una reducción de las diferencias entre territorios en términos de desempleo. En comparación con 2019, la carga de trabajo se redujo más en comunidades autónomas con una situación inicial difícil, como Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura. Por otro lado, la población está aumentando o estabilizándose en todos los territorios, incluidos aquellos más favorecidos por el declive democrático. El elemento común a estas tendencias democráticas y laborales es la inmigración, según Funcas. Sin embargo, no detectamos una convergencia de la productividad.

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