Israel ha intensificado desde el fin del sabbat judío los ataques aéreos en el norte de la franja de Gaza, una vez completado un despliegue de tropas, artillería y carros de combate que ya sola espera la orden de avanzar hacia el interior del enclave. El Ejército parece estar cumpliendo escrupulosamente su plan de tres fases para invadir Gaza y erradicar a Hamás y sus milicias. El portavoz jefe castrense, el general Daniel Hagari, ha instado este domingo una vez más a la población palestina a desplazarse al sur de la Franja, como ya han hecho más de 700.000 habitantes del norte del territorio desde el pasado día 13. Además, el ejército ha bombardeado una mezquita en Yenín (Cisjordania) y sigue enzarzado en intercambios de disparos con la milicia Hezbolá en el sur de Líbano.
El Ministerio de Sanidad gazatí ha elevado, pasado el mediodía de este domingo, a 266 los palestinos muertos en los bombardeos de las últimas 24 horas sobre la Franja, informa la agencia Reuters. Israel ha conminado de nuevo a la población civil a abandonar el norte de la Franja, en particular la capital del enclave, donde considera que se ocultan en una red de túneles secreta los centros de mando de la milicia de Ezedín al Qasam y los líderes políticos de Hamás. “Aviso urgente a los residentes de Gaza. Su presencia al norte del río Gaza [límite fijado por el ejército en la zona central del enclave] pone su vida en peligro. Cualquiera que decida no abandonar el norte de Gaza hacia el sur del río podría ser identificado como cómplice de organización terrorista”, se afirma en árabe en los panfletos lanzados desde el aire sobre Ciudad de Gaza y en mensajes de texto recibidos en los móviles de sus habitantes. De los 1,1 millones de palestinos que residen en esta parte del territorio costero (casi la mitad de total), unos 700.000 ya han huido hacia el sur.
Además, al menos cuatro palestinos han muerto en ataques del ejército israelí sobre Cisjordania durante la noche, según la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Uno de los ataques ha alcanzado una mezquita de Yenín que, según las fuerzas israelíes, servía como “infraestructura terrorista subterránea”. La ANP ha emitido un comunicado en el que denuncia que el bombardeo de la noche del sábado en Yenín supone una “peligrosa escalada” del conflicto. Mientras, la tensión se mantiene también en el norte del país, en la frontera con Líbano, donde el ejército ha decidido evacuar otras 14 localidades ante los ataques e intercambios de disparos con el partido milicia chií Hezbolá, al que ha advertido de que “está jugando un juego muy peligroso”. Por su parte, Siria ha acusado a Israel de atacar los aeropuertos de Damasco y Alepo y de dejarlos fuera de servicio.
En medio de los ataques israelíes, la ayuda humanitaria que necesita Gaza ha vuelto a entrar en Gaza desde el puesto fronterizo con Egipto en Rafah, donde el acuerdo alcanzado por Estados Unidos con Israel y El Cairo permitió ya el sábado la entrada de un primer convoy de 20 camiones con alimentos y medicinas, insuficiente para cubrir las necesidades de la población. Según la agencia Reuters, fuentes humanitarias y de seguridad afirman que el segundo convoy lo componen 17 camiones.
El portavoz del ejército israelí ha elevado a 212 la cifra de rehenes israelíes y de otras nacionalidades que permanecen en manos de Hamás en Gaza, tras el ataque del 7 de octubre contra territorio israelí que causó la muerte de al menos 1.400 personas. Desde el inicio de la guerra, más de 4.600 personas de Gaza han muerto por ataques o bombardeos israelíes, de las que un 70% son civiles, según el Ministerio de Sanidad palestino en la Franja.
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