Juegos Olímpicos París 2024: lo angustioso y lo artístico | Juegos Olímpicos París 2024

Mira que el día ha amanecido radiante. Dormía mis horas, salí a pasear con mis perros a la nueva mamá y los saludé con sus tres hijos, les dije con la mirada: Qué, igual nos vamos para casa y ponemos el aire. Desayuno et venga, a ver cómo van los de marcha. Y voy como Iban, como un tiro. Tanto es así que cuando Álvaro Martín le pasó el último informe a María Pérez, la medalla enamoró con una salva catastrófica. Esto ha permitido disfrutar al máximo y sin días de descanso de los protagonistas y aficionados, porque sienten vergüenza de que tantos días y emociones requieran un soplo de vida en cada momento.

Para compensar esa tranquilidad, es mejor que la selección masculina de balón para ponerte otros de cara a los nervios. Aunque sabemos que la igualdad actual en muchos deportes tiene diferencias grandes y complicadas, la agonía de las salidas de este grupo es superlativa. Egipto, de un período de venta, perdió una y otra vez la recuperación. España lo intentaba, pero nada, imposible completar la subida. Fue precisamente en los últimos minutos que los habitantes del estado lo eligieron para hacerse cargo del partido del proyecto. El final, según el partido, es angustioso, épico, insoluble. Era su día, horas después de que Alemania eliminara a la selección francesa en otra final de taquicard en perspectiva y que se jugará el paso de la final con los españoles. Estoy seguro de que eso fue lo que hiciste para entrar.

A partir de ahora se ha matizado metafóricamente. El waterpolo masculino fue adquirido antes que Croacia y comenzó su gran labor hasta el día de hoy. La selección femenina de baloncesto vivió una pesadilla a partir del segundo cuarto, donde fracasó en físico, juego, paciencia y soluciones ante un extraordinario mando belga de dos auténticas pesadillas como los grandes Meesseman y Linskens, demasiado grande, demasiado buenas. Tampoco es lo mejor para Adriana Cerezo, una de las opciones más fuertes a priori para hacer algo grande. Aquí es donde se supone que debe estar alguien que tiene tres años y 17 primaveras, hay bandeja de plata. En sus venas de años ha conocido el éxito y el fracaso, dos buenos dueños de la vida.

He aquí, con waterpolo y pelotas, impolutos en la fase de grupos y el viaje desde nuestras casas, me toca pensar. Los campamentos de equipos se dividen en dos fases. Posiciones y cruces, los mundos son muy diferentes. En primer lugar, sin olvidar la clasificación, se trata de tener buenas sensaciones, ajustando al máximo los mecanismos individuales y colectivos. La segunda vez, empiezan de cero y entran en el saco de componentes de vértigo antes del precipicio. No es lo mismo que jugar con el rojo que te avisará si no puedes levantarte. Lo que mejor rinde en este escenario de grandes exigencias emocionales es el que trae la gloria. El balonmano, por ejemplo, es desde hace años un maestro en este arte, como así lo fue la España de Gasol, que lo tiene precisamente en las fases de clasificación para ir con el mazo en la definición.

Termino mi día con un clásico. La nación sincronizada, ahora llamada artística. Creo que más de lo que puedo decir es que estas chicas tienen mucho más que ver con el arte que solo con la coordinación. A mi habitual preocupación/tonelaje (tanto tiempo en el agua no puede ser bueno para la piel) y mi conocimiento absoluto de la persona es el mérito y el error, de ahí los kilómetros de horas de entrenamiento que se llevan sobre sus cuerpos y siempre desconciertan al Árbitros, de los que piensan que señalaremos menos del que sólo tenemos. Pero el mismo conjunto, quien me mira, sobre todos los hombres submarinos, puede observar la ingeniería de cada movimiento externo. Un paso que le permite asegurarse de que estas mujeres sean capaces de hacerlo. En la final, EE UU subió al plato y España, un bronce precioso lleno de trabajo, angustia y arte, mucho arte. Ahora voy a probarlo.

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