Situaciones extremas como motociclistas, inundaciones o ataques terroristas requieren edificios más resilientes. Estos hechos provocaron graves daños en las estructuras y pudieron provocar el derrumbe de un edificio como un castillo de Naipes. Para afrontar el reto de la vulnerabilidad y minimizar las pérdidas humanas y materiales, ciencia e ingeniería se han unido en un trabajo realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia. Los autores se inspiraron en el mundo animal e imitaron la capacidad de las mujeres de destruir sus cabezas para escapar de los depredadores. “Somos socios para salvar el 10”, explica José Adam, ingeniero y director de la investigación. Publican hoy sus resultados en NaturalezaLa fuga de la ciencia más grande del mundo, que dedica a su puerto un hit histórico, puede ser la primera vez que la revista pretende ser el espacio de investigación en el campo del diseño y construcción de edificios.
El equipo imaginó un nuevo sistema de construcción que podría evitar que un edificio colapsara con la garantía de que, en caso de desastre, el colapso se localizaría en la región dañada sin extenderse. El método está considerado para su aplicación en edificios críticos como hospitales, centros comerciales y terminales de autobuses, donde existe una gran concentración de personas. Además, esta técnica no incrementa los costes de construcción. El proyecto, denominado Endure, fue financiado por el Consejo Europeo de Investigación con ayuda Subvención de consolidación de más de 2,5 millones de euros. Inicialmente, la cirugía fue cortesía de una Beca Leonardo otorgada por la Fundación BBVA a Adam en 2017.
Cuando un edificio se ve afectado por condiciones climáticas severas o accidentes, la parte impactada provoca un efecto dominante que termina afectando al resto del edificio. Los diseños actuales tienen como objetivo evitar que la caída se propague conectando la estructura para compensar el daño. Sin embargo, esta idea, que tiene un resultado efectivo en primera instancia, puede llevar a completar toda la estructura. Pero ¿por qué no querer preparar las sábanas del propietario de una forma determinada? Ésta es la pregunta que se plantea a los investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia.
Una oportunidad única para probar los resultados.
El equipo de científicos e ingenieros imaginó un sistema de islamización basado en la jerarquía, que reside en la implementación de fusibles estructurales, que permiten segmentar el edificio en caso de caída. Según Adam, esta filosofía de diseño es similar a proteger las redes eléctricas mediante fusibles. Su técnica fue validada en medio de un análisis sobre un edificio real -de 15 a 12 metros de planta, con dos pisos de 2,6 metros de altura-, utilizando un prefabricado de hormigón armado. Es la primera solución de este tipo probada y verificada a escala real.
Para ello, su edificio se colocará en dos fases de prueba en junio de 2023. Al principio, elimine las columnas que no sean estables entre ustedes al mismo tiempo. En la segunda fase, quitar una columna de esquina que está entre los retirados de la primera fase. Este ha comenzado a derrumbarse en todas las zonas apoyadas directamente por las columnas que caen, pero no en el resto del edificio. Esto es para evitar que se dañe toda la estructura.
«Es como si nos estuviéramos preparando para los Juegos Olímpicos», dijo Adam sobre el ensayo. Compárese también la larga etapa de preparación que se requiere para una única verificación que dura un instante: “Son cuatro años de trabajo que se reanudan en dos segundos. El derrumbe de un edificio dura sólo uno, de espaldas, explica. El equipo puede realizar dos pruebas más para comprobar su eficacia con otros materiales como la hormona in situ y el acero.
Así, el método ha demostrado su eficacia para evitar el colapso total. “Es sabio y lógico, pero es la perspectiva de las prácticas habituales en la construcción”, comenta Antoni Cladera, catedrático de ingeniería de la construcción de la Universitat de las Illes Balears, que no participó en la investigación y celebra los resultados de sus compañeros: “Hay investigaciones que no vienen como muchas otras, pero también ayudan a salvar vidas”, expresó.
Los retos a futuro
Una vez que hemos celebrado los logros alcanzados hasta el momento por su equipo, Adam es consciente del largo camino que ha recorrido para recuperarlo. La técnica es una ley que se implementará, porque el sector de la construcción puede regularse y modificarse de maneras complejas. Cladera coincide: “Les espéra mucho trabajo para convencer a investigadores y constructoras”. Sin embargo, otros ingenieros mantienen pensamientos positivos para el futuro y no sugieren que el método pueda incluir la mayor parte de lo siguiente: “Seguro que el mismo principio se puede aplicar a otras estructuras como puentes. “Todo lo que necesitamos y nos sentimos seguros”, reflexiona Cladera.
Ahora, unos años después del inicio del proyecto, el desarrollo del laboratorio de construcción del Instituto de Ciencia y Tecnología de la UPV continúa hasta 2026. La investigación supone un paso significativo para la construcción de más edificios más seguros y respetuosos con el medio ambiente. . de vidas humanas en situaciones extremas. Revisar Naturaleza Por eso el principal objetivo de la ingeniería estructural es proteger la seguridad pública.
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