Los juegos del equino y la normalidad | Juegos Olímpicos París 2024

Las uñas de gel, largas o cortas, almendradas o cuadradas. Todo perfecto. Palabras inevitables en una pelea esgrima, donde Olga Kharlan -o equipo, bronce individual- apenas levantó la mano, la bandera ucraniana de cuidada manicura, en estos tensos minutos que duró la competición. Manicura francesa, en este caso, con incrustaciones de cristal, como sus bañadores, y las mujeres de una Simone Biles esplendida, que tienen una luz preciosa y que atraen el pelo, para ver si el los que odian Al final, se apega más a Yurchenko y menos a su apariencia, aunque, para las moscas, retira los labios antes de adelgazarse sobre la alfombra. Hay tres de oro y uno de plata. Rojas, clásicas, convencidas, como ella, las mujeres de Carolina Marín, de que la luz no quiere que estén en plena parte y llora sin consuelo. A gritos. Vi un mameluco. Y no es capaz de visualizar el futuro.

Manicura impoluta, trenzas y lazos en el cabello, carmesí en los labios y rimmel. No sólo en la lona, ​​donde lleva años respetando los códigos de la buena presencia, o en la piscina, donde impregna a las mujeres de la nación artística a través de piruetas, sino también a través del escenario. La coquetería, además del poder, el talento o la ambición, está presente en La Défense y el Stade de France, en Saint-Denis y Roland Garros.

Pocas imagina más poderes para desmontar guasone y palabras insultantes. De otros tiempos los hay. cuando los tengo caballeros no sabría que era caballeros. Y ella llenaban la boca diciendo aquello de que el deporte femenino es ne deporte ni es femenino. Resultado: sólo el deportado es deportado. Sin coletilla. Desde allí vibramos y llegamos a nuestra sonería a esta carrera en la que María Pérez y Álvaro Martín juntan, juntos, el oro. “Tú, aquí”, decidió cruzar el meta y hacer un cristiano.

El deporte llega hoy con los brazos abiertos de las mujeres que se maquillan porque quieren algo más que boxeano porque gana.

El aficionado al deporte actual exige tanto mujeres como hombres. Y si las expectativas son altas y los resultados no van acompañados, la decepción es grande. Y la crítica no pierde.

Voy a hablar de normalidad. Sí, tocaba.

Estamos acostumbrados a convertir a Ana Peleteiro en una mujer de portada de revista, tan segura de sí misma, de su poder y de su capacidad para vivir como una hombre de influenciaPensábamos que París volaba con el oro, sobre todo después de que Yulimar Rojas sacara el escudo en un triple salto. Y no pudo ganar las medallas, ganamos una gran medalla.

Fuimos a Carolina Marín en la final de bádminton y el crujir de tu rodilla nos hizo un poco también a nuestro nosotros, si nuestras lágrimas nos conmovieron, y tu resentimiento hacia nuestro tocó, es porque siempre esperamos lo máximo de deportistas como ella. .

Si no nos sorprende ver a la selección española de fútbol en la final de los partidos, creemos que el mejor equipo del mundo no puede ir a París a vender directamente un billete que le lleve a la final, si estamos debatiendo lo que Alexia y Por eso Mariona no nos dijo hoy de la venta de sable que las penas en el 99 no nos dieron el extranjero que necesitábamos, es porque tenemos capacidad para todo. Incluyendo la redención de una medalla olímpica durante un año tremendo que no sólo permitió la Copa del Mundo y la Liga de las Naciones, sino que también garantizó el derecho a ser protegido y comprendido. Al final.

Sus descendientes y tropiezos los hemos ganado gracias al éxito de otros como Rebeca Andrade, capaz de acabar ganando a Biles (y en el suelo, ojo), la primera a la que le hizo una reverencia. Como María Pérez, una placa y un oro después (casi nada). Como Imane Khelif (hola los que odian), mujer, oro en boxeo en categoría real. Côme Sifan Hassan, el todoterreno de París; los da lo recorren incluso 5 kilómetros más que una maratón; ella puede con todo. Como los pueblos acuáticos de España, la histórica Maica García o Pili Peña hasta el paratorpedos Martina Terré, que no está en el lago ni con cinco aguadillas.

Las exigencias de todo. Alguien nos está engañando. Otros nos hicieron felices. Él es el deportado. Sin condescendencia. Pecado de paternalismo. Es París y los juegos equinos. Y aún más números: concentración, visibilidad, normalidad.

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