Mire el debate sobre el ausentismo laboral. Ayudaron las propuestas de reducir la jornada y sustituir la atención médica por atención automática del afiliado (hasta tres días).
Este es un debate en curso. Empresas, empresarios, mutuas e institutos están convencidos de la pérdida de productividad que provoca el absentismo. Cierto, pero tengo que someterlo. Mientras que la productividad del factor capital y no del trabajo es la principal causa del retroceso de la productividad total española, con un 7,3% desde el inicio de la sigla: por la baja inversión, la preferencia se dirige al sector inmobiliario frente a la tecnología, o al lugar dedicado a actividades intangibles (Observatorio BBVA/IVIE, enero 2024).
En línea, la última información del grupo Adecco (4 de abril) cifra el absentismo en el 7,2%, en el final de 2023, frente al 4,1% en 2013. Supone un coste de 25.326 millones de euros entre cotizaciones. Empresas y empresas de seguridad social. La mutua AMAT denuncia las “lunas negras” y 1,5 millones de personas han pervertido su puesto de trabajo. Y cifra en su información de 2022 los costos de su motivo principal (incapacidad temporal) en la suma de 119.151 millones de dólares, en suma los directos, los indirectos y la oportunidad.
Los sindicatos afirman que el coste social del «presentismo» es mucho mayor que el coste económico del «ausentismo»: se trata de una pérdida de alrededor del 2,5% del PIB europeo en 2010, mientras que lo que fue mayor, quizás «el caso 4 de cada 10 trabajadores europeos acudieron a su puesto estando enfermos” (Salud y bienestar en el trabajoEurofund).
Argumento, sobre todo, que hay lo que diferenciar “ausencia” legal y justificada del “absentismo”. Y las bases de las estimaciones que hacen nuestros rivales son incorrectas y exageradas, pueden referirse a horas sin trabajo. Incluidos aquellos que no tienen que pagar toda su responsabilidad legal y social (vacaciones, licencia de matrimonio, maternidad/paternidad, etc.).
La solución más solvente está en el centro de las responsabilidades en caso de incapacidad temporal, como propone el estudio Umivale/IVIE (España evitará el absentismo laboral por incapacidad temporal en Europa, febrero de 2024). Mucho más grave, pero menos trágico que otros, el balance del absentismo europeo entre 2014 y 2022 aumentó un 0,6% anual (un total del 30% en un año), mientras que el español lo hizo en 2,1 puntos anuales, duplicándose durante el mismo periodo. , hasta el 4,1%. Y en el tercer trimestre de 2023 ganó el 5,5% del total de trabajadores. Inducir un despilfarro público del 1,4% del PIB anual (sólo gracias al declive de Alemania, Holanda y Suecia), frente al 1,2% dentro de la UE.
Quizás lo más preocupante sea el largo plazo de esas bajas. Durante la covid, hubo más de 118.000 personas “faltaron” en más de 100 días; a principios de 2022 bajará a más de 62.000; y en 2023 llegaremos a superar los 100.000. No es posible trabajar en explorar las causas de esta alza y el peso de cada persona.
Pero los agentes implicados y expertos suelen coincidir con la colaboración o las largas listas de servicios médico-sanitarios, que tardan en diagnosticar; crecientes problemas de salud mental; a niveles más bajos de seguridad laboral; y en la permanencia de cuestionables bajas y aún fraudulentas. La información sobre la evaluación del Pacto de Toledo para los años 2011 a 2015 estimaba un rango de 40 a 45% de irregularidades bajas. Cargado de heno.
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