Nuevo tiempo, nuevos derechos de arbitraje. Vamos a retirar, de estas nuevas y reinterpretaciones de la normativa, muchas cosas y cosas que crean desconocimiento.
Esto me parece positivo, que no se trata realmente de volver a las cosas como eran y como siguen siendo: que sólo el capitán pueda intervenir ante el árbitro. Así se especifica en todos los libros antiguos del reglamento de Pedro Escartín, uno que suele reeditarse cada día desde hace dos o tres años con algunas novedades. Hay mucha menos gente que responde a los casos prácticamente imposibles planteados por el Consejo Consultivo Internacional. Preguntas sobre algo teológico: «Si en una bolsa de transporte, una vez que la pelota ha superado la zona rebajada por efecto del viento, ¿está en juego o no?». » Como nunca lo hemos conseguido y hemos provocado discusiones entre amantes de las reglas, entonces seremos todos aficionados.
Pero en esencia hubo unanimidad. Desarrollado durante muchos años desde el primer borrador, en 1863, y corregido a base de prueba y error, hasta 1938, gracias a Stanley Rous que tenía un borrador claro, de significado universal. En el parque todos sabemos que fue mano, que fue agarrón, que valía y que no fue.
Ahora creo que es todo un poco y cuando es para bien es porque está volviendo a lo que era y nunca tuvo que dejar su puesto. Por ejemplo, sólo el capitán es capaz de dirigir al árbitro. Fuera estos corros de la papa que en tan mal lugar dejan al fútbol. Allí fue porque abrió la mano hasta llegar al desmán. Durante la Eurocopa también estaremos presentes en los campeonatos nacionales. Una Eurocopa, como un Mundial, se juega con la cautela de lo excepcional. Imponer el mismo respeto en el quizás cotidiano no sea tan fácil.
Otra novedad: no puedes preocuparte por las zonas. Apesta tan bien. Pero aquí es donde habrá más dificultades, porque los árbitros se encuentran “haciéndolo, pero no con mucha fuerza…” y hay una manera de paralizar las sanciones, lo que no permitirá a Medina Cantalejo lanzar el anatema de los “pitapenaltitos”. ”.
Y otra novedad que será la siguiente: en 1990 decidió expulsar al que corría con la mano de un balón apuntado al portador. Es un enredo surgido, como cosas, en el radio de la defensa aliada de Milán. El patrón se expandió y cuando llegó a la portería y desembarcó fuera del área, lo que le permitió pasar con más frecuencia, un simple golpe de franco pareció poco castigo, y el vino de expulsión si la oportunidad era “clara y manifiesta”, entonces ha dado lugar a tantas discusiones. Algo pasa cuando un disparo potente y bien dirigido a la puerta era una clara oportunidad para un golpe de estado, como también cualquier persona que debiera ser castigada con la expulsión. Sanciones y expulsiones por acierto en el área, tiro libre y expulsión por acierto fuera del área. Ahora bien, respecto a las sanciones más expulsadas en conjunto, son las amortiguadas y las manos en la zona del balón que llevarán la expulsión sólo si son voluntarias. Si es involuntario, no. Penalti sí, pero sin expulsión.
Tantos detalles sobre el cumplimiento de la normativa en estos plazos, en términos y condiciones de posibles casos, que pretenden privar al árbitro de su decisión. Decidió deliberadamente hacerlo de modo que el árbitro no pudiera leer el alma de los jueces. El reglamento de 1925 deja un amplio margen para la interpretación del juego, lo que corresponde al estilo de la jurisprudencia vigente. Por eso lo eliminé con una serie de instrucciones que pretenden abarcar las infinitas variables cada vez. Todavía es imposible. Ahora, por supuesto, se restablece la discreción del árbitro para este caso.
Cosas que confunden al aficionado, perdido en esta maraña de cambios que se acumulan ilógica sobre ilógica.
Así es: ve al lanzamiento del juego semiautomático. Pronto nos divertiremos en una millonésima de segundo de vida o sin salida de juego por una micra de uña, flequillo o punta de la bota.
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