El libro de la ruta del Giro se llama Garibaldi, como la taberna de Pablo Iglesias en Lavapiés, porque el revolucionario italiano fue, además de muchas cosas, un viajero impenitente y la publicación que publicaba cada año la carrera rosa no es pas sino una colección. de itinerarios actuales y movimientos de viaje; Datos, números, ciudades y mitos ciclistas, como Eddy Merckx, que en 1968, en su primera participación en el Giro, encontró en Novara su gran rosa. Pasó el segundo día, y al día siguiente salió con la túnica de cocinero, que siguió los dos días siguientes para recuperarse de la última semana, en las Tres Picos de Lavaredo y consiguió su primera participación.
Tadej Pogacar tenía dos años más que Merckx cuando siguió su encuentro, pero también en el tercer día del Giro salió vestido de rosa en Novara, en una etapa prevista para abogados o corredores de fuga, pero que pidió empezar con un final en el arriba El segundo día, templó los impulsos de los valientes, para no detenerse en las fuerzas y destruir el Domingue.
No consientas a los equipos de directores, y esto también es muy difícil. En solitario, en 78 kilómetros, mucha alegría para el meta, hubo lucha por hacer una siesta del pelotón, para pelar los puntos que otorgan la maglia fucsia de la regularidad, rodó en el lenguaje del Giro con el que escribe Garibaldi, y si provocó una carrera levantada, que se produjo al minuto, pero que se enseñó recuperando por las ganas del detrás y la desgana del delante.
Pogacar, vestido de rosa, circulaba siempre en la parte alta del grupo, como correspondiendo a sus galones, montado por su escolta, y podía circular en un pelotón que había adquirido una velocidad que reducía la distancia hasta la meta. Pasaban monótonos los kilómetros, por los verdes paisajes del Piamonte, salpicados aquí y en todas partes por las torres y castillos de la guerra italiana, mientras que el país de Garibaldi, entre otros, ayudaba a unificar, si no una sucesión, de estados en permanente estado de ebullición. Como Pogacar, incapaz de estar tranquilo, y que, como decidió Merckx, se activa cuando y al pie de cualquier pancarta, mar de una meta voladora –expresión arriba en los tiempos modernos del ciclismo–, el precio de la montaña, de la meta, las fiestas del pueblo para quienes se cruzan en la carrera.
Dio un paso más, primero en el sprint especial de Cherasco, a partir del cual empezó a competir por la bonificación de tres segundos, y salió solo para llevar la moral a los aspirantes a su trono. Vaya segundo, limó atrás. Como aperitivo, el plato principal era en Fossano, el pueblo de 25.000 habitantes y tres iglesias, colocados sobre una mesa, con las calles trazadas en el barrio, y desde allí, en los días despejados, podíamos observar el fondo de las cimas de Nevada. los Alpes suizos.
El pueblo queda sumergido por una costa de kilómetro y medio, con una curva cerrada en la mitad. Los jugadores descansan en un terreno invicto duro para las piernas, y no demasiado largo para los jugadores, pero resulta que al danés Mikkel Honoré no le produce otra cosa que jugar con Pogacar, mientras que a él no le queda más que sentir el pellizco para lanzarse. el meta. Después de haber recorrido tres kilómetros y sólo con el instigador y siempre atento Geraint Thomas, puede dirigirse, entre las velocidades elegantes que esperan su momento, y prolongar la decepción. En el pasado, Pogacar provoca el caos. Que en los kilómetros, Honoré Claudica exhausto y los dos primeros de la general son relevantes para ir al meta y dar la sorpresa, si te sirve algo así con esta palabrería con Pogacar.
La puerta de atrás requiere tintes de privación de derechos; En el pelotón, cada persona lucha en la guerra por su cuenta. Durante un tiempo pareció que la aventura de Pogacar y Thomas había llegado bien, pero acabó organizando, a 300 metros, a los dos hombres más fuertes del Giro, devorados por la voracidad de los entrenadores. Mientras que el belga Tim Merlier, pero el MVP ve a Pogacar, ¿qué no lo es? “Piensa que no los alcanzábamos”, dijo el ganador sobre el líder. Todos decidieron cuándo se convirtió el fenómeno en Eddy Merckx.
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