La presidenta hondureña, Xiomara Castro, emitió una dura advertencia el miércoles, sugiriendo que su gobierno podría cerrar las bases militares estadounidenses en Honduras si el presidente electo Donald Trump implementa su propuesta de deportar en masa a inmigrantes indocumentados. En mensaje dirigido a la nación y publicado en la red social
“Esperamos que la nueva administración norteamericana del presidente democráticamente electo Donald Trump esté abierta al diálogo, constructiva y amistosa; no requiere represalias innecesarias contra nuestros migrantes, quienes generalmente contribuyen en gran medida a la economía norteamericana”, dijo el presidente en un comunicado.
La amenaza de Castro se produce en medio de crecientes tensiones a menos de tres semanas de la toma de posesión de Trump. En una entrevista reciente con «Meet the Press» de NBC News, Trump reafirmó su compromiso de deportar a inmigrantes indocumentados. «Esto es algo muy difícil. Ya sabes, hay reglas, regulaciones, leyes. Pero creo que hay que hacerlo”, dijo el presidente electo, dejando claro que tiene la intención de seguir adelante con su plan.
En respuesta, el presidente hondureño calificó la posición de Trump de «hostil» y señaló que si las deportaciones masivas se concretan, su gobierno revisará la cooperación militar con Estados Unidos. “Ante la actitud hostil hacia la expulsión masiva de nuestros hermanos, debemos considerar cambiar nuestra política de cooperación con Estados Unidos, especialmente en el ámbito militar, donde durante décadas no han pagado un centavo, manteniendo bases militares en el Estados Unidos. que en ese caso perderían toda razón de existir», afirmó Castro.
La base militar en cuestión es la Base Aérea Soto Cano, también conocida como Palmerola, ubicada a unos 8 kilómetros de Comayagua. Establecida en 1982, esta instalación alberga la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, que opera bajo el Comando Sur de EE. UU. Palmerola ha sido un punto estratégico para las operaciones militares estadounidenses en Centroamérica durante décadas, y su cierre sería un duro golpe para la cooperación bilateral en materia de seguridad y defensa.
Según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), en enero de 2022 había aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados en el país, y es posible que esta cifra haya aumentado desde entonces. Más de medio millón de ellos son hondureños, lo que representa aproximadamente el 5% de la población total de Honduras. Los expertos en inmigración estiman que alrededor de 150.000 de esos hondureños podrían ser encontrados y deportados rápidamente si Trump implementa su política de deportación masiva.
Centroamérica, y particularmente Honduras, Guatemala y El Salvador, se encuentran entre las regiones más afectadas por la migración ilegal hacia Estados Unidos. Según Jason Houser, exjefe de gabinete del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), bajo una administración de Joe Biden, estos países serían los primeros en sentir el impacto de las deportaciones masivas, tanto económica como socialmente.
A pesar de su firme postura sobre las deportaciones, Trump ha expresado interés en proteger a los inmigrantes conocidos como «Dreamers», que fueron traídos ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños. Trump dijo que los republicanos están abiertos a ofrecer protecciones a este grupo, lo que podría mitigar algunos de los efectos de sus políticas de inmigración.
El mensaje de Castro refleja la creciente preocupación en Honduras sobre el impacto que las deportaciones masivas podrían tener en una economía ya frágil. Las remesas enviadas por los hondureños al exterior son una de las principales fuentes de ingresos del país, y la expulsión de miles de migrantes podría generar una crisis económica y social de gran escala.
Aunque la relación entre Estados Unidos y Honduras se ha caracterizado por décadas de cooperación en temas de seguridad, comercio y migración, las declaraciones de Castro resaltan el potencial de cambio en esa dinámica. Cerrar la base militar de Palmerola sería una medida sin precedentes que podría cambiar significativamente las relaciones bilaterales entre los dos países, especialmente cuando la región enfrenta desafíos relacionados con el crimen organizado, la migración y la pobreza.
La toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos está prevista para las próximas semanas, y las decisiones de su administración en materia de política migratoria pueden tener graves consecuencias no sólo para los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, sino también para las relaciones con los países de origen. inmigrantes. La advertencia de Xiomara Castro marca un momento clave en el diálogo entre Honduras y Estados Unidos, dejando claro que las acciones de la nueva administración no pasarán desapercibidas en la región.